lunes, 7 de abril de 2014

Daniel Morales demuestra que la pasión por el fútbol es más fuerte

DANIEL MORALES

Daniel Alberto Morales supo jugar en Huracán Corrientes y Sportivo Corrientes y, si bien, su futuro no estaba destinado a vivir del fútbol porque lo practicaba más por una pasión que por otra cosa, un accidente laboral en 2012 hizo que su vida dé un giro de 180 grados.

El defensor tuvo que dejar de jugar en la Liga Correntina cuando sufrió un accidente laboral. Mientras intenta terminar la rehabilitación para poder colocarse una prótesis, empezó a probar esta “nueva” modalidad en Curuzú Cuatiá. Desde allí regresó con la intención de colaborar para que esto sea una opción para aquellos que sufrieron alguna amputación.
A los 27 años tuvo que olvidarse de correr como lo hacía desde niño -ya que a los 5 empezó sus primeros pasos en el “azulgrana”- y afrontar una realidad para la que no todos estamos preparados pero con valor, supo enfrentarlo para seguir viviendo “por mi señora que estaba embarazada de tres meses de mi primer hijo”.

Hace poco tiempo fue a Curuzú Cuatiá para entrenar con la selección correntina de amputados, que estaba compuesta también por jugadores de Concordia. Luego, regresó con la misión de organizar un encuentro -que se inició ayer y finaliza esta mañana en cancha de Sportivo- para poder involucrar a más interesados y mostrar la modalidad en Corrientes.
“Los pioneros son Mauricio Ortiz, que es el que banca todo cuando vamos a Curuzú Cuatiá, y los jugadores de Concordia”, dijo en varias oportunidades pero fue el encargado de moverse con Desarrollo Humano para poder arrancar desde cero.
“Me llamo Daniel Alberto por Passarella… el fanatismo de mi viejo lleva a eso. El Alberto no me ayuda”, dijo entre risas mientras confesaba su fanatismo por River. Tiene un hijo, Salvador, y “Simón está en camino. Salvador tiene nueve meses y mi señora ya está de cinco”.
Estudió abogacía pero terminó Tecnicatura en Administración de Empresas en 2010. Por ahora está licenciado por rehabilitación ya que aun no puede ponerse una prótesis. Mientras tanto, es DT de la Sub 17 de Sportivo, busca ocuparse y el sueño de formar la Asociación de Fútbol para Amputados es una buena idea.
Una nueva modalidad
-¿Cómo surge esta idea de empezar el fútbol para amputados?
Hace unas semanas fui a Curuzú Cuatiá y empecé a hacer fútbol de amputados. Pensé que estaban organizados pero en realidad se juntan por las ganas de jugar que tienen. El grupo tiene jugadores de Concordia que iban a hacer el aguante al único de Curuzú. Van desde allí a Curuzú para juntarse a entrenar porque participan en el Nacional que se juega cada dos meses.
Con Claudio Núñez me fui a mirar, estuvimos y vimos que están lejos de una organización y acá, en Corrientes, menos. Ellos, siendo mayoría de entrerrianos, se presentan en los campeonatos como selección correntina de fútbol.
Como soy el único de Capital, me dijeron para que me mueva acá y me acerqué a Desarrollo Humano. Presenté una nota para que puedan venir, se les cubra alojamiento y comida, y aprobaron. La idea es acercar gente este fin de semana, de cualquier edad, que lamentablemente haya tenido una amputación, y que les guste y se inserte a través del deporte.
-Encontraste respuestas entonces…
Sí, en la semana me comuniqué con Mercedes González que maneja casi todo, y me enteré que ella tiene hasta los bastones y que está armando la personería jurídica para presentarse en los campeonatos.
Por un lado está bien porque hago venir a un grupo de chicos, y sin querer se dio que empezó a aparecer gente: hay un par de Chaco; de Corrientes hay tres o cuatro chicos; Claudio (Núñez) también está reclutando… por lo menos para hacer un partido y que se vea en qué consiste el juego va a servir. Ella, todo lo que sea para discapacitados lo hace. Incluso, ella es la pionera en el básquet. Me sorprendió porque cuando fui a preguntar nadie me dijo que ya había un grupo.
-¿Cómo es jugar al fútbol con una pierna menos?
Fue chocante. La pasión por jugar, volver a ponerte un botín, con una sola pierna, saber que no era así antes… es difícil, cuesta pero por otro lado, la “fiebre” lo puede todo entonces salís y arrancás de cero.
Futbolísticamente empezás de cero porque podés pegarle bien a la pelota pero te tenés que acostumbrar a los bastones, la estabilidad, correr, cómo te duele la mano, el hombro y después te acostumbrás. Te cuesta.
Se juega en cancha de siete jugadores, en césped, como el campeonato Nacional que se jugó en el “Mario Kempes”. Córdoba tiene un equipo bastante profesional que tiene apoyo en bastones, indumentarias, botines… lo básico.
Hay unos bastones especiales para jugar, cuando acá se juega con lo que tienen. Te apoyás con los bastones y le pegás con el pie. Trasladás y pateás. Todo es normal, lo único que cambia es la amputación que tenga algún muchacho. Los mancos van al arco, por regla, porque tener las dos piernas marcan la diferencia, por eso.
-¿Requiere algún entrenamiento especial?
Sí, tenés que prepararte. Soy nuevo, nos juntamos y me enseñaron que hay un mecanismo para correr, con un pasito para la velocidad. En mi caso me quedó la pierna hábil pero Claudio Núñez era derecho y por la amputación le quedó la zurda.
Pero practicando le agarrás la mano porque hay uno de Concordia que pensé que era zurdo por lo bien que le pega pero no. Es como cuando tenés cinco años, todo se puede aprender.
-¿Y cómo te preparás físicamente?
Es parecido al futbolista profesional: trato de correr con los bastones, agarrar estabilidad o giro, trabajar más los hombros y las manos.
-¿En qué lugar conociste esta modalidad?
Aprendí en Curuzú Cuatiá. Ellos se juntan a entrenar porque la idea es que el 24 se participe del Nacional que se juega en el “Mario Kempes”. Hay equipos de Córdoba, Rosario, Santa Fe… se presentan por clubes o por selecciones.
Como hay un margen de dos semanas dije que iba a averiguar. Si podemos, vamos, sino por lo menos entrenamos este fin de semana. Ellos van seguro, yo si puedo también iré a jugar.
La Meta
-¿Cuál es el objetivo?
Llegar lo mejor preparado posible para jugar el torneo y el que vaya este fin de semana, si quiere, podrá ir. Lo primero que queremos es que se conozca la modalidad; después, si podemos conseguir para el transporte y algo de viáticos para mantenernos allá mejor porque allá tenemos alojamiento. Yo quiero proponer para hacer un tour cada tres semanas y recorrer el interior de la Provincia porque hay gente amputada que puede acercarse.
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Un accidente ocurrido en noviembre de 2012 le amputó una pierna. “Yo estaba arriba de un camión, pasó el otro, enganchó un hierro y me hizo una especie de torniquete”, recuerda sobre lo sucedido.
Todo es de cero porque otro tema es la Personería Jurídica; además está el Consejo Provincial del Discapacitado (COPRODIS) y ellos te asesoran. La idea es poder formar la Asociación Correntina de Fútbol para Amputados, que quede asentada y a medida que pase el tiempo que se acerque la gente.
-Y todo esto sirve como una ayuda anímica…
Sí, es un cable a tierra como en cualquier deporte. Me pasó en el básquet, que fue lo primero que hice. Fui a los tres meses de mi accidente y me encontré con una persona que es parapléjica como Guillermo Cuna, que puede mover los brazos únicamente, y se va a entrenar. Es increíble, se maneja solo, tiene su auto… y vos decís “si este tipo le mete para adelante… yo no me puedo quedar”.
No tengo tiempo y no pienso mucho en cosas malas, tan solo que no puedo jugar a la pelota. Ojalá el día de la mañana pueda caminar bien y jugar a la pelota con mis hijos. Por ahora es chico y tengo mis amigos que solo hablan de fútbol y es difícil. Hay veces que, cuando voy a ver a mis compañeros me cuelgo 10 minutos porque me da bronca y me pregunto por qué estoy afuera; o daría cualquier cosa por volver a jugar un rato.
-¿Te hace mal ir a ver el fútbol de la Liga?
No, no me atrae. Cuando jugaba me daba cuenta que era muy pobre nuestro fútbol. Voy a ver a Sportivo porque ahí juegan mis amigos y me dio muchas cosas.
El día que la cambió la vida
-¿Qué recordás de tu accidente? ¿No te hace mal hablar de eso?
Fue el 20 de noviembre de 2012. No me hace mal. Me acuerdo de todo, estaba controlando una descarga, leyendo un remito para ver qué es lo que se iba a descargar en una casa y cuando me doy cuenta un camión pasó muy cerca. Yo estaba arriba de uno, pasó el otro, enganchó un hierro y me hizo una especie de torniquete.
Me arrastró, choco contra el borde del camión en el que estaba y caigo de espaldas al suelo. Una vez que caí… miré. Me arrancó bastante la pierna y en ese momento me di cuenta lo que iba a pasar… creo que eso me ayudó. Fue en Cazadores Correntinos y Chacabuco, a las 10:30 aproximadamente. Fue el momento en el que cambió mi vida.
-¿Y cómo hiciste para superarlo?
Hasta el quirófano llegué despierto. No les dejé que me toquen hasta que me durmieran, para colmo estaba lleno de cemento. Llegué al quirófano, firmé un papel y me durmieron. Cuando me desperté -todo entubado- me di cuenta que ya no estaba. En ese momento no tomé dimensión, y tal vez todavía no lo hice porque lo veo como una lesión que en cualquier momento me voy a recuperar.
Tenés tus momentos en los que querés tirar todo a la basura. No de “no sirvo para nada” pero llorás, te da impotencia… después se te pasa. Por ejemplo, salís un rato con tus amigos, te vas a la cancha y cuando te quedás solo te ponés a pensar y te da bronca. Accidentes como el mío no deben haber muchos, tan solo es no estar en el momento y en el lugar indicado.
-¿Tu señora estaba embarazada en ese momento?
Sí, mi señora estaba embarazada de tres meses. Cuando estaba tirado en el asfalto pensé que me moría y me ponía a pensar en ella. Cuando me desperté le dije a mi mamá que estaba vivo por mi mujer y mi hijo, y por eso mi hijo se llama Salvador.
Ahí pasé una noche interminable, no se lo deseo a nadie. Dormía 20 minutos y parecían horas. Estuve un día y medio en el Hospital Escuela en el que me dieron muy buena atención, y después me trasladaron al Sanatorio del Norte.
-¿Coincidís en que de todo lo malo siempre hay que sacar algo bueno?
Cosas así te hacen respetar mucho más a la gente que tiene alguna dificultad porque cuesta todo. Lo que hacés habitualmente en un movimiento, ahora lo hacés en cinco. En mi casa me manejo en silla de ruedas porque tengo que andar detrás de mi hijo.
También, hay veces que no valorás las cosas y cuando te pasan cosas como éstas… ves que valen oro. Lo que daría por caminar, por correr… yo trabajaba hasta las 18, llegaba a casa, buscaba a mi perro y me iba a la costanera.
-Aceptar es el primer paso
Yo no estoy al frente de todo este movimiento. Tengo mis actividades porque trato de mantenerme ocupado pero la idea es acercar a la gente para que conozca y le guste. Les diría que no tengan miedo, que se acerquen, porque hay gente que se esconde o le cuesta relacionarse o aceptar y es fundamental aceptar.
Te tenés que levantar y seguir, hay que ir a trabajar, cocinar, hacer algo… yo me escapo mucho con el humor y cuando estamos con los amputados nos matamos de risa haciéndonos chistes.
Desde que te pasa es complicado porque te va a quedar para el resto de tu vida. Vas a tener una prótesis pero no vas a ser vos; lo tenés que llevar lo más normal posible sino… te comen los piojos.
FICHA TÉCNICA
Nombre completo: Daniel Alberto Morales.
Lugar y fecha de nacimiento: Corrientes, Capital; el 31 de agosto de 1984.
Edad: 29 años.
Familia: su esposa es Romina y tiene a Salvador (9 meses) y otro varón en camino.
Trayectoria: jugó en Huracán Corrientes y Sportivo Corrientes. Obtuvo dos campeonatos oficiales con Huracán.
Ocupación: DT de la categoría sub 17 de Sportivo y continúa de licencia por rehabilitación en la empresa de materiales de construcción para la que trabaja.
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Huracán y Sportivo, sus equipos
Desde los 5 a los 21 años jugué en Huracán con el que gané dos títulos oficiales. Dejé cuando llegó Pedro Dechat. A esa edad ya tenía que colaborar, conseguí un trabajo y dejé de jugar. Empecé a trabajar y estudiar, y desde los 24 hasta los 28 estuve en Sportivo. Estaba por volver cuando pasó lo del accidente.
¡Jugué en un equipo de Huracán en el que “Oscarcito” (Oscar Gómez) volaba! Estaba bien rodeado porque tenía a “Mose” (Gabriel Mosevich) y “Manza” (Miguel Benítez). Creo que García o Vallejos estaban al arco; Pablo Almirón, Borda, Giménez, Diego Pérez, Mendoza, Alberto Cardozo, “Seba” González y Jonathan Sosa.
Ganamos un Oficial y un Preparación; y después para el Oficial siguiente ya éramos un desastre: se fueron todos… yo llegaba con cemento después de trabajar ¡Gerardo Borda con pintura y “Pantera” Ruiz Díaz (Héctor) después de descargar cemento! Si no me equivoco, en el último partido que jugué perdimos 5-0 y le hicimos figura al “Flaco” Romero (Carlos Emanuel).
Cuando dejé de jugar en Huracán fui a Sportivo. Ellos fueron a buscarme, pagaron mi pase y me consiguieron una beca porque estaba estudiando. El año del ascenso de Sportivo, mis compañeros formaron con una bandera que decía “Fuerza Gula”, después de mi accidente, en un partido contra Huracán.
Rescato la unidad del grupo, es un club del que te hacés hincha porque hay mucha gente buena. Siempre hay buen humor. Ahí jugamos con los Chena (Alejandro y Ricardo) y estaban Jacinto Ibáñez, Cristian Escalante, el “Chino” Miguel Ferreyra, Bruno Torres, Blanco, Esteban Zamudio, Pablo “Saviolita” Escalante, Ariel Morales… éramos una linda comparsita.
Fuente: Diarioepoca - Por Gonzalo Contreras Ortiz

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