viernes, 6 de junio de 2014

Regatas no pudo y Peñarol es el campeón

Peñarol venció a Regatas por 88-73 en el sexto partido de la final, ganó la serie 4-2 y se consagró campeón de la Liga Nacional por cuarta vez en los últimos cinco años.
No era el partido esperado para una definición, porque la serie pintaba tan pareja de antemano, que muchos imaginaban que se extendería hasta el final.
Sin embargo, ese segundo juego que ganó Peñarol en Corrientes fue clave para todo lo que vino después, aún cuando Regatas estuvo muy cerca de cambiar la historia en el cuarto partido.
Llegaron a Mar del Plata con distintas urgencias, o más bien con distintos objetivos. Y fue Peñarol el que alcanzó la meta, porque supo imponer su básquet, aún cuando fue su mejor partido. A Regatas le faltó la fortaleza mental que necesitaba para ser campeón, salió con cuenta gotas, pero no fue suficiente.
Facundo Campazzo fue la figura del juego, porque una vez más surgió cuando su equipo más lo necesitaba. En el último cuarto se calzó el traje de héroe y fue el artífice para conducir a su equipo al quinto título liguero de su historia. También es para destacar la producción de Adrián Boccia, el hombre que se destaca haciendo su trabajo silencioso.
El partido comenzó con mucha impresición. La defensa de ambos equipos, sumada a algunos apresuramientos posibilidaron un goleo bajo. Peñarol apostó a los cortes de Campazzo y Boccia, la mejor manera de atacar la pintura rival. Un triple de Fischer le permitió al dueño de casa tomar cinco de ventaja en los primeros seis minutos (10-5). Lo mejor de Regatas pasó por Martina y Romano en las caídas del pick and roll, pero cuando lo había emparejado, un codazo del pivote a Leiva, que fue sancionado con falta antideportiva, le dio aire a su rival.
A pesar de la situación crítica (fue la tercera falta de Martina), Regatas lo emparejó con su defensa, y a puro arresto individual logró pasar al frente (16-17) restando 2m39s para el final del cuarto, luego de un triple de Sánchez. Fue el mejor pasaje de la visita, bien parado atras y ejecutando mejor las ofensivas (16-19). Cuando Peñarol encontró variantes, no necesitó tanto de Leiva (su mejor jugador en el cuarto), y entraron dos triples seguidos (Fisher+Fernández), estampó un parcial de 8-0 para tomar el control y cerrar el período en ganador: 24-19.
El rigor de las defensas se hizo sentir en la reanudación, hasta que Peñarol le encontró la vuelta, aparecieron nuevamente los triples, esta vez por intermedio del rendidor Gabriel Fernández y de Sosa. Casalánguida tuvo que pedir tiempo para intentar frenar el vendabal de su rival, que en ese lapso se escapó a diez (32-22). Para colmo, los correntinos no ligaron ya que fallaron varios lanzamientos cercanos al aro.
Regatas se fue desarticulando con el correr de los minutos, perdió orden y quedó atrapado en la telaraña de Peñarol. Es cierto que las faltas lo condicionaron, porque no encontró respuestas en el banco. En ataque le faltó más decisión para definir, en parte porque le costó encontrar tiros abiertos; y en defensa llegó muy tarde para contener a su adversario, tanto en los lanzamientos externos como en los cortes hacia el canasto. Con la salida de Campazzo el marplatense no solo mantuvo el control, sino que además amplió la diferencia que parecía impensada al principio, para cerrar una primera mitad que lo tuvo dominador en los últimos cinco minutos: 44-29.
Dentro de ese contexto es para resaltar la escasa incidencia de Leonardo Gutiérrez (0 puntos, con 0/5 triples), la cual resalta aún más el funcionamiento de Peñarol, que no necesitó de una de sus principales figuras para dominar el partido. El otro dato interesante fue el aporte de la banca, mientras la del local metió 17 puntos y capturó 5 rebotes, la correntina sumó apenas 6 tantos pero la misma cantidad de recobres.
A Gutiérrez lo llamamos nosotros, porque en el amanecer el tercer cuarto anotó sus primeros puntos del juego. El cordobés metió un triple largo que le dio veinte de ventaja a su equipo (49-29). No obstante, Regatas volvió a equiparar las acciones, porque fortaleció su acrílico y comenzó a sumar con el aporte de Romano, Quinteros y Martina. Con mucha presión y con más resolución, la visita fue achicando la diferencia, pero una falta técnica cobrada a Hopson le puso freno a la reacción.
Un triple de Gutiérrez y un doble de Boccia cortando hacia el canasto, le dio más aire a Peñarol, al que le costó bastante definir en segundas opciones, tanto que solo había anotado tres puntos en cuatro minutos. De ahí hasta el cierre fue dominio de Peñarol, o más bien fue el que mejor resolvió de los dos para mantener una diferencia interesante antes del inicio del último capítulo: 61-43. Regatas padeció la cantidad de pérdidas en el cuarto, las cuales conspiraron contra sus chances, de la misma manera que la baja efectividad desde la línea de libres (4/9 en el cuarto).
Regatas salió a matar o morir en el último cuarto, pero sabiendo que era la última chance que tenía para seguir vivoc en la serie, y así estableció un parcial de 5-0 en menos de un minuto. Peñarol lució muy errático, se vio superado, perdió dos balones y dejó crecer a su rival. Tan confundido estuvo, que tardó casi dos minutos en anotar los primeros puntos del cuarto.
Pero Regatas ayudó en esa confusión, o más le tiró un salvavidas, porque en lugar de asegurar los puntos cerca del aro, buscó con insistencia de afuera. Peñarol siguió manteniéndolo a raya asegurando el rebote en su tablero, y si bien entraron dos triples de Romano y Quinteros, emergió Campazzo en toda su dimensión. El base cordobés se puso el equipo al hombro, anotando en penetración primero, y clavando un triple en la jugada siguiente.
Peñarol se volvió a alejar con el protagonismo de Campazzo, quien se encargó de definir la mayoría de las ofensivas de su equipo. Regatas cayó en la desesperación y se quedó sin resto para seguir remontando la diferencia en su búsqueda por extender la serie.
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