Peñarol venció a Regatas por 88-73 en el sexto partido
de la final, ganó la serie 4-2 y se consagró campeón de la Liga
Nacional por cuarta vez en los últimos cinco años.
No
era el partido esperado para una definición, porque la serie pintaba
tan pareja de antemano, que muchos imaginaban que se extendería hasta el
final.
Sin
embargo, ese segundo juego que ganó Peñarol en Corrientes fue clave
para todo lo que vino después, aún cuando Regatas estuvo muy cerca de
cambiar la historia en el cuarto partido.
Llegaron
a Mar del Plata con distintas urgencias, o más bien con distintos
objetivos. Y fue Peñarol el que alcanzó la meta, porque supo imponer su
básquet, aún cuando fue su mejor partido. A Regatas le faltó la
fortaleza mental que necesitaba para ser campeón, salió con cuenta
gotas, pero no fue suficiente.
Facundo
Campazzo fue la figura del juego, porque una vez más surgió cuando su
equipo más lo necesitaba. En el último cuarto se calzó el traje de héroe
y fue el artífice para conducir a su equipo al quinto título liguero de
su historia. También es para destacar la producción de Adrián Boccia,
el hombre que se destaca haciendo su trabajo silencioso.
El
partido comenzó con mucha impresición. La defensa de ambos equipos,
sumada a algunos apresuramientos posibilidaron un goleo bajo. Peñarol
apostó a los cortes de Campazzo y Boccia, la mejor manera de atacar la
pintura rival. Un triple de Fischer le permitió al dueño de casa tomar
cinco de ventaja en los primeros seis minutos (10-5). Lo mejor de
Regatas pasó por Martina y Romano en las caídas del pick and roll, pero
cuando lo había emparejado, un codazo del pivote a Leiva, que fue
sancionado con falta antideportiva, le dio aire a su rival.
A
pesar de la situación crítica (fue la tercera falta de Martina),
Regatas lo emparejó con su defensa, y a puro arresto individual logró
pasar al frente (16-17) restando 2m39s para el final del cuarto, luego
de un triple de Sánchez. Fue el mejor pasaje de la visita, bien parado
atras y ejecutando mejor las ofensivas (16-19). Cuando Peñarol encontró
variantes, no necesitó tanto de Leiva (su mejor jugador en el cuarto),
y entraron dos triples seguidos (Fisher+Fernández), estampó un parcial
de 8-0 para tomar el control y cerrar el período en ganador: 24-19.
El
rigor de las defensas se hizo sentir en la reanudación, hasta que
Peñarol le encontró la vuelta, aparecieron nuevamente los triples, esta
vez por intermedio del rendidor Gabriel Fernández y de Sosa.
Casalánguida tuvo que pedir tiempo para intentar frenar el vendabal de
su rival, que en ese lapso se escapó a diez (32-22). Para colmo, los
correntinos no ligaron ya que fallaron varios lanzamientos cercanos al
aro.
Regatas
se fue desarticulando con el correr de los minutos, perdió orden y
quedó atrapado en la telaraña de Peñarol. Es cierto que las faltas lo
condicionaron, porque no encontró respuestas en el banco. En ataque le
faltó más decisión para definir, en parte porque le costó encontrar
tiros abiertos; y en defensa llegó muy tarde para contener a su
adversario, tanto en los lanzamientos externos como en los cortes hacia
el canasto. Con la salida de Campazzo el marplatense no solo mantuvo el
control, sino que además amplió la diferencia que parecía impensada al
principio, para cerrar una primera mitad que lo tuvo dominador en los
últimos cinco minutos: 44-29.
Dentro
de ese contexto es para resaltar la escasa incidencia de Leonardo
Gutiérrez (0 puntos, con 0/5 triples), la cual resalta aún más el
funcionamiento de Peñarol, que no necesitó de una de sus principales
figuras para dominar el partido. El otro dato interesante fue el aporte
de la banca, mientras la del local metió 17 puntos y capturó 5 rebotes,
la correntina sumó apenas 6 tantos pero la misma cantidad de recobres.
A
Gutiérrez lo llamamos nosotros, porque en el amanecer el tercer
cuarto anotó sus primeros puntos del juego. El cordobés metió un triple
largo que le dio veinte de ventaja a su equipo (49-29). No obstante,
Regatas volvió a equiparar las acciones, porque fortaleció su acrílico y
comenzó a sumar con el aporte de Romano, Quinteros y Martina. Con mucha
presión y con más resolución, la visita fue achicando la diferencia,
pero una falta técnica cobrada a Hopson le puso freno a la reacción.
Un
triple de Gutiérrez y un doble de Boccia cortando hacia el canasto, le
dio más aire a Peñarol, al que le costó bastante definir en segundas
opciones, tanto que solo había anotado tres puntos en cuatro minutos. De
ahí hasta el cierre fue dominio de Peñarol, o más bien fue el que mejor
resolvió de los dos para mantener una diferencia interesante antes del
inicio del último capítulo: 61-43. Regatas padeció la cantidad de
pérdidas en el cuarto, las cuales conspiraron contra sus chances, de la
misma manera que la baja efectividad desde la línea de libres (4/9 en el
cuarto).
Regatas
salió a matar o morir en el último cuarto, pero sabiendo que era la
última chance que tenía para seguir vivoc en la serie, y así estableció
un parcial de 5-0 en menos de un minuto. Peñarol lució muy errático, se
vio superado, perdió dos balones y dejó crecer a su rival. Tan
confundido estuvo, que tardó casi dos minutos en anotar los primeros
puntos del cuarto.Pero Regatas ayudó en esa confusión, o más le tiró un salvavidas, porque en lugar de asegurar los puntos cerca del aro, buscó con insistencia de afuera. Peñarol siguió manteniéndolo a raya asegurando el rebote en su tablero, y si bien entraron dos triples de Romano y Quinteros, emergió Campazzo en toda su dimensión. El base cordobés se puso el equipo al hombro, anotando en penetración primero, y clavando un triple en la jugada siguiente.
Peñarol se volvió a alejar con el protagonismo de Campazzo, quien se encargó de definir la mayoría de las ofensivas de su equipo. Regatas cayó en la desesperación y se quedó sin resto para seguir remontando la diferencia en su búsqueda por extender la serie.
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