Más allá del problema físico de su adversario, al correntino se lo vio muy desenvuelto en su juego; quebró pronto y, en la medida en que sumaba aciertos a los ángulos, ganó en confianza para tirar más y de manera contundente, hasta que en el primer descanso del segundo parcial, Montañés fue hasta su silla, lo saludó y se despidió.
En la segunda rueda, el 23er preclasificado se encontrará con el australiano Matthew Ebden, 94º del ranking; la misión, al margen de los pasos cortos que da el correntino, es llegar al menos a la tercera etapa e igualar su mejor desempeño sobre el cemento neoyorquino, ya que alcanzó esa vuelta en 2012, cuando se despidió frente a Juan Martín del Potro. Como el año pasado cayó en segunda, no tiene ya nada por defender y mucho por sumar. Aunque el Yacaré se aferra rigurosamente al bajo perfil, incluso dentro de este buen momento en el que los únicos nubarrones son los malos resultados de Boca, su equipo preferido. "Encima 3 a 0, qué papelón", se resigna sobre la caída contra Atlético de Rafaela. Por eso, más vale cambiar de tema y pasar al tenis.
"Es la primera vez que se retira un rival en un Grand Slam, así que es lindo avanzar porque uno no se cansa; no sé qué tenía él en la mano, pero ya está. Yo estaba jugando bien, pegando muy duro, por eso marqué la diferencia rápido. ¿El cuadro? Vi el partido que tengo que jugar ahora y nada más; primero hay que ganar lo que viene, y después vemos. Es que, en realidad, después da lo mismo, porque el rival siempre va a ser difícil, pero ojalá pueda ganar y seguir en el nivel que tuve en este primer partido, que es lo más importante", cuenta Mayer, en la pequeña sala 3 de conferencias de Flushing Meadows.
El jugador entrenado por Leo Alonso entiende que lo mejor es ir de a poco: "Acá, el objetivo era ganar un partido; es un torneo en el que todo se hace difícil, hace calor, los encuentros son parejos? y a mí me gusta ir tranquilo. Lo que yo tenía como objetivo para el año ya está cumplido, ahora lo que me queda es tratar de mantener este ranking, y nada más. Quería bajar del puesto 50º, y mantenerme, y lo logré, por eso lo que viene es de premio, pero con la idea de mejorar también. Más allá de que ahora sea el mejor argentino -con Del Potro ausente- no cambia nada, porque el adversario, el que tenga enfrente, siempre va a ser complicado. Por ahí es distinto en cuanto a que uno no enfrenta ahora a un preclasificado en primera, pero nada más. ¿Para el año que viene? Falta mucho, Navidad, Año Nuevo? no sé qué va a pasar, todavía estamos jugando acá. Ahora tengo que enfrentarme con Ebden, que sé que juega agresivo y le gusta ir mucho a la red, pero no mucho más".
El Yacaré sabe también que será el nombre principal del equipo argentino en el duelo frente a Israel, dentro de poco más de dos semanas, en Sunrise, nada menos que con la permanencia en el Grupo Mundial de la Copa Davis en juego. "Hablamos con Martín Jaite y nos dijo que lo disfrutemos y tratemos de ganar, eso es todo. Todavía no empecé a pensar en el partido, no es algo que uno analiza ahora como cuando faltan tres o cuatro días. Para mí, es lo mismo ser el single 1 o el 2, porque hay que ganar igual al que tengas enfrente, y que para mí es más difícil que un ATP, porque son partidos especiales. Pero no me cambia mucho ser el 1. En Suecia (en 2010), cuando jugué contra Johansson, el primer single era yo, y jugué bien, tranquilo, y también tenía que ganar porque si no nos quedábamos afuera, y no sentí presión. Es un partido; si se gana, bien, y si no? hay que jugar otro partido. Es lindo jugar la Davis, me gusta, pero es difícil, hay que estar preparado mentalmente para jugarla".
Eso sí: Mayer descartó de plano involucrarse en la sucesión de la capitanía de la Copa Davis, aun cuando, por su ranking, bien podría tener derecho a que su palabra sea tenida en cuenta por los dirigentes de la AAT. "No sé quién tiene que ser el próximo capitán, no hablé con nadie y no me meto, que elijan el que quieran; no es mi área. Si quieren, soy yo", y suelta la risa, a sabiendas de que todavía tiene mucho por jugar, y que no hay nada más lejano a su esencia que un puesto de tan elevada exposición como una capitanía. Por eso disfruta esta realidad, en el mejor año de su carrera..
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