Ya jugado el 70% de la fase regular, la competencia entra en su etapa definitoria. Hoy se piensan en los cambios para la temporada que viene en relación a lo que vemos. Investigación, panorama y análisis.
Esta nueva liga nacional tiene como punto decisivo el cambio de calendario.
Este ha sido el motivo principal de halagos, quejas, menciones de todo
tipo. Algunos les gusta más a otros menos y algunos directamente nada.
Lo cierto es que los equipos han tenido que adaptarse a esta
circunstancia que es inédita y perfectible.
Los datos fríos
indican que los equipos han recorrido en ruta el 40% menos que el año
pasado. Algunos equipos para la misma fecha de la temporada anterior
tenían 18 mil kilómetros en la ruta y hoy llevan 9 mil y un viaje en
avión. Contando la inflación anual del 25% representa 135 mil pesos de
ahorro, además del tiempo que los jugadores evitaron pasar arriba de un
micro. Algunos jugadores prefieren viajar más y entrenar menos, otros
prefieren jugar más y entrenar menos y otros entrenar más y jugar menos.
Hay de todo. La ecuación más sincera es el gasto de ahorro dividido la merma de entradas (si las hubiera) + el incremento del gasto de días de hotel. Cada club es una historia en si misma, pero hay equipo que han movilizado más gente y el único mensurable en términos reales, demostrables, por su sistema de venta es Gimnasia Indalo, quien tiene 20 entradas vendidas menos por partido y 400 abonos vendidos más que la temporada pasada. Es decir saldo positivo. El resto de los clubes tienen contabilidades internas de cada administración sobre la venta de tickets para este año. En el repaso hay algunos clubes que vendieron apenas un poco más (Quimsa, Gimnasia, Quilmes) y otros mucho más (Obras 45%), otros similar y otros menos (de un 20% a un 60% menos como Regatas Corrientes). Es solo una pata de la mesa.
Hay que entender que la circunstancias de la venta de entradas y abonos son múltiples. Los factores que involucran a la venta de tickets tienen que ver con la campaña del año pasado, el deseo de la gente, los objetivos del equipo, la economía general, el valor de las entradas, los días de juego, la difusión, el horario, el desarrollo deportivo, el espectáculo que se brinda, la presencia de jerarquía individual (nacional o foráneo), la televisación en directo, entre otros aspectos.
Casi todos los dirigentes entrevistados entre las multiplicidad de factores se refirieron a mejorar el calendario. En especial el hecho de tener giras no mayores a tres partidos para que no sea tan largo la espera de local y por supuesto que no se acumulen cinco juegos seguidos en casa como ha ocurrido. Ese punto será central en el calendario del año que viene al igual que la cantidad de partidos. Todo coinciden en bajar el número de encuentros.
Entrevistado por Pick and Roll, el contador Sergio Guerrero, uno de los encargados en el área de competencia de ser el vínculo con la UBA para el calendario sostuvo que "se genera para la AdC un insuperable obstáculo para los equipos que más partidos juegan por intervención internacional al tener que reprogramar, porque ya no se reprograma un solo juego sino que toda una gira, no hay lugar físico en el calendario para eso. Entre 4 y 6 equipos terminan jugando mas de 80 partidos en una temporada de 9 meses. Este problema también hay que verlo para los 8 equipos que solo juegan calendario local y quedan afuera en la primera ronda de play off que jugarán el mínimo de partidos y no pueden jugar solo 7 meses de competencia".
Entre los que jugarán casi 90 partidos y los que jugarán menos de 60 en la misma temporada se debe confeccionar el calendario de la temporada que viene.
Lo que debería ponerse seriamente en evaluación es en qué meses debe jugarse la Liga Nacional, entendiendo que la selección Nacional Argentina no tendrá más clasificaciones a Juegos Olímpicos o Mundiales donde en dos semanas debía jugar 10 partidos en una sola sede.
FIBA cambió el sistema de clasificación para el mundial 2019 y ahora el pasaporte llegará en grupos regionales comenzando en noviembre de 2017 la clasificación en la primera de las "ventanas", que continuarán en febrero, junio, septiembre y noviembre de 2018. Seguirá luego en 2019.
Si el básquetbol fue inventado para jugar en invierno y tanto en Europa y la NBA, descansan en verano y juegan en invierno, lo más lógico es que el calendario LNB sea de marzo a noviembre/diciembre. Hoy las clasificaciones de torneos internaciones para la selección lo permite concretamente.
Podría jugarse una torneo corto de medio año (septiembre - diciembre) y luego desde marzo comenzar con el nuevo calendario, adaptando el básquetbol como lo conocemos para que se juegue en lugares cerrado en tiempos de fríos y no las altas temperaturas prohibitivas para el desarrollo de la disciplina.
En un aspecto a tener en cuenta que no todo pasa por poner aire acondicionado en los estadios de la Liga Nacional, porque en definitiva siempre son los más beneficiados. En la Argentina además hay 24 equipos del TNA y 50 planteles del Torneo Federal viajando y jugando con 50 grados. Al parecer la muerte de Gabriel Riofrío no fue suficiente aviso, salvo para los que creen que todo sucedió por no tener un chequeo médico bien hecho.
En definitiva el calendario es un tema central dentro de la transformación del básquetbol profesional argentino aunque claramente no el único. Años de inacción no se reparan en 6 meses como por arte de magia.
Autor:Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)
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