Leonardo
Mayer tiene la habilidad de desdramatizar casi todo. Derrotas,
lesiones, golpes que la vida le pueda presentar. Tiene chispa y un humor
irónico contagioso.
Deportivamente, está afirmado en el mejor momento
de su carrera. Sostenerse entre los mejores 27 -llegó al 21°- en un
circuito tan exigente como el ATP World Tour no es sencillo; sin
embargo, él lo logró desde hace un año. El correntino es la mejor
raqueta del equipo nacional que, desde el viernes, buscará avanzar a las
semifinales de la Copa Davis frente a Serbia. Parece asumir cada
desafío con naturalidad y moderación. También con alegría. Es más: por
estas horas, sus compañeros no dejan de hacerle bromas por un corte de
pelo que empezó con una idea y terminó en otra, con el cabello al ras.
"La responsable es mi novia, Milagros. Me empezó a cortar, no le gustó y
me dejó así. Se ve que estaba enojada conmigo", le cuenta Mayer a LA
NACION, entre carcajadas, tras el final del segundo entrenamiento del
día en el estadio techado de Tecnópolis que cobijará la serie.Regresar al predio de Villa Martelli le genera recuerdos muy gratos a Mayer. En marzo, en el desafío ante Brasil que la Argentina ganó por 3-2, el Yacaré venció a Joao Souza en el que fue el single más extenso de la historia de la Copa Davis, en seis horas y 43 minutos. Aquella cancha de polvo de ladrillo construida en un sector del estacionamiento ya no está; la quitaron y se armará en el Cenard, junto a las de cemento que ya posee allí la Asociación Argentina de Tenis. "La verdad es que no volví a mirar el partido con Souza después de aquel día, no, no. Ya estoy en otra etapa -confiesa el actual número 22-. Ese recuerdo me quedará para cuando deje de jugar al tenis. Obviamente es una sensación muy buena estar otra vez acá, con todo el equipo en la Davis, entrenando con nuestra gente, es positivo. Vamos a tratar de ganar y de seguir en la Davis. Yo estoy muy bien, los chicos igual, confío en que la serie va a estar muy buena".
-El cruce con Serbia es la prioridad, pero aquel partido tuyo ante Brasil fue consagratorio. Incluso, te fuiste de Tecnópolis en ambulancia para recibir suero y recuperarte. Es imposible no recordarlo.
-Lógicamente que el partido lo tengo presente, sobre todo la serie entera, pero ahora ya hay otra, hay que pensar en lo nuevo, el tenis es así. Estamos entrenando bien, jugando bien, estamos contentos todos y eso es bueno. Es verdad que soy un poco más reconocido. Después del partido de las siete horas, la gente me felicita en la calle, me conoce un poco más. Eso demuestra que la Copa Davis es muy popular y lo sigue siendo. Muchas personas se me acercan y me dicen cosas. Es un orgullo y se nota que se sigue viendo mucho tenis en el país.
-¿Qué les generó la baja de Novak Djokovic? ¿Alivio?
-Para nosotros, los jugadores, es positivo y muy bueno que Djokovic no venga, es la verdad. Nos da más chances de ganar. Para la gente es algo malo, porque al público le hubiera encantado que Novak viniera y lo pudiera ver. Pero nosotros queremos ganar, entonces es lo mejor. Igual, los serbios tienen buen equipo, son parejos. (Viktor) Troicki viene jugando muy bien desde hace varios meses. (Dusan) Lajovic no tan bien, pero es peligroso y hace varios años que está entre los 80 primeros. (Janko) Tipsarevic vuelve de una lesión, pero hace muchos años que está en esto y tiene experiencia. El doblista (Nenad Zimonjic) es muy bueno. Hay que jugar todos los puntos, no hay que regalar ninguno. Es una serie complicada.
-¿Sentís que la Argentina es la favorita para ganar?
-No, no, pienso que es un cincuenta y un cincuenta. Todos los jugadores de la serie somos bastante parejos, eso hace que no se sepa qué punto está ganado de antemano.
-Una de las particularidades de esta serie es la cancha, de polvo de ladrillo, pero con materiales importados de España y con condiciones distintas de los courts argentinos. ¿Qué sensación tenés de la superficie?
-Sí, es verdad, es otra cosa, es diferente de las canchas nuestras, parece más europea, pero está bien, hay que acostumbrarse. Tiene otro pique, no pica tan alto, pero es lenta igual. Se abren mucho las pelotas, se agrandan y va a estar todo bien.
Mayer y su grupo de trabajo, los entrenadores Leonardo Alonso y Javier Fernández, y el preparador físico Mario Duré, analizaron el calendario y decidieron que después de la Davis evitarán competir en Hamburgo (27/7), pese a defender el título. Viajar al torneo alemán significaba poco respiro tras la Davis y no preparar la gira norteamericana sobre cemento. Después de Serbia, Mayer descansará, ensayará en cancha dura y jugará en Washington (ATP 500) los Masters 1000 de Canadá y Cincinnati, y en el US Open: "La Davis desgasta porque se vive con mucha intensidad. Entonces voy a parar y preparar lo que sigue, que son dos Masters, que por ranking son obligatorios para mí, y quiero mantener mi ranking. Pero habrá tiempo para eso. Ahora estoy muy enfocado en la Davis".
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