Para el que escribe estas líneas, los resultados llegan por decantación
y, en la mayoría de los casos, favorecen al equipo que plasma en la
cancha la mejor propuesta futbolística.
Fue el caso de Boca Unidos, en
la “era Kudelka”, donde se lograron dos ascensos -del Argentino B a la B
Nacional en dos años-, y mucho más cercano en el tiempo, en la primer
parte del ciclo de Carlos Trullet, donde tras hacer una gran rueda
inicial en el Torneo de Transición 2014, el Aurirrojo se “pinchó” en la
segunda mitad y desperdició la gran oportunidad de lograr llegar a
Primera.
Luego, con Roberto Saucedo, el plantel volvió a creer en las condiciones
y capacidades de sus integrantes. El debut en el interinato del
santafesino, no pudo ser mejor, con un gran triunfo de visitante ante
Douglas Haig, remontando un resultado adverso en Pergamino.
El entrenador le inculcó a sus jugadores que debían mirar más al arco de
enfrente que al suyo propio, y en pocos días consiguió resultados.
Basado en la rápida recuperación de la pelota, que nacía de una presión
bien alta por parte de los delanteros, se lograba la tenencia. Con
paredes, triangulaciones, subidas por los laterales, o la proyección por
sorpresa de algún volante de marca, el equipo logró un buen volumen de
juego, y las situaciones de gol se incrementaron notablemente.
Por contrapartida, a nivel defensivo, Boca Unidos dejó de sufrir las
embestidas de los rivales. Por pura cuestión lógica, al tener más
posesión de la pelota, menos la tenían sus adversarios, y al estar
funcionando en bloque, el equipo era “corto” y no se dejaba sorprender.
Algo de esto cambió en los últimos juegos. Como si el fatídico partido
ante Atlético Paraná lo marcase de alguna manera, el equipo comenzó a
perder rendimiento. Esto se observó inmediatamente en el juego en
Mendoza ante Gimnasia, pero se le atribuyó en dicha ocasión a otros
factores (bajas, cansancio, jugadores afectados por un virus, etc.).
Enseguida llegó el triunfo ante Central Córdoba de Santiago del Estero,
que alcanzó a disimular la falta de balance observado entre
ataque-defensa, siendo varias veces sorprendido de contraataque por los
dirigidos por Luis Medero.
Luego vino la derrota sobre la hora en Caballito ante Ferro, donde
tampoco desplegó buen fútbol, a pesar de haberse puesto en ventaja en el
primer tiempo, y de desperdiciar un penal en el complemento con el
encuentro igualado 1-1.
De la continuidad del juego ante Atlético Paraná se puede rescatar los
tres puntos conseguidos y la capacidad que tuvo el Aurirrojo para
golpear en los momentos justos, ya que el equipo no pudo sostener la
tenencia de la pelota, y fue avasallado por un entusiasta rival, que
jugado por jugado por el 0-1 con el que se reanudó el partido, llegó a
Corrientes a intercambiar ataque por ataque y le generó numerosas
complicaciones en defensa.
A pesar de todo, Boca Unidos avanzó hasta el cuarto lugar en la tabla de
posiciones, metiéndose por primera vez entre los cinco primeros del
certamen, en un gran sprint durante el ciclo Saucedo, con seis triunfos,
dos empates y sólo dos derrotas.
Así llegó el partido del domingo pasado ante Villa Dálmine, donde una
victoria le aseguraba al local mantener la cuarta posición, y a la vez
acercarse a uno del tercero, Atlético Tucumán, al que deberá enfrentar
la próxima fecha.
Nada de esto sucedió. La producción del conjunto correntino fue de las
más floja del ciclo. El equipo se mostró impreciso, no tuvo ideas claras
en ataque, por lo que prácticamente no inquietó al arquero adversario.
Tampoco pudo sostener la pelota, y su rival le creó más de una decena de
oportunidades claras para marcar, a tal punto que la visita se quedó
“corto” con el 1-0.
¿Qué sucedió? ¿Qué influyó para esta marcada merma en el rendimiento de
Boca Unidos?. Las conjeturas pueden ser de las más variadas, pero se
observan algunos detalles. El equipo ya no presiona en bloque como lo
hacía, o lo hace con intermitencia; los jugadores se muestran
imprecisos, como si las inseguridades se hubieran apoderado otra vez de
ellos; además de que muchos mermaron considerablemente su nivel.
Se viene una seguidilla de partidos complicados para Boca Unidos. Luego
de jugar en Tucumán, el plantel deberá viajar a Puerto Madryn para
enfrentar a Guillermo Brown en la apertura de la segunda rueda, y
enseguida, entre semana, deberá recibir a Instituto, para volver a hacer
las valijas rumbo a Tandil, donde lo espera el puntero Santamarina.
Es hora de no bajar los brazos, de volver a las fuentes, de creer
nuevamente que se puede, porque ya lo han demostrado. Es hora de que
Boca Unidos se reencuentre con su mejor fútbol, sólo así podrá volver a
conseguir resultados, en un campeonato largo y agotador, para llegar al
final con posibilidades de lograr pelear por el ansiado ascenso.
Fuente: El Litoral-R.P
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