miércoles, 24 de junio de 2015

Boca Unidos con la obligación de reencontrarse con su fútbol

Para el que escribe estas líneas, los resultados llegan por decantación y, en la mayoría de los casos, favorecen al equipo que plasma en la cancha la mejor propuesta futbolística. 


Fue el caso de Boca Unidos, en la  “era Kudelka”, donde se lograron dos ascensos -del Argentino B a la B Nacional en dos años-, y mucho más cercano en el tiempo, en la primer parte del ciclo de Carlos Trullet, donde tras hacer una gran rueda inicial en el Torneo de Transición 2014, el Aurirrojo se “pinchó” en la segunda mitad y desperdició la gran oportunidad de lograr llegar a Primera.
Luego, con Roberto Saucedo, el plantel volvió a creer en las condiciones y capacidades de sus integrantes. El debut en el interinato del santafesino, no pudo ser mejor, con un gran triunfo de visitante ante Douglas Haig, remontando un resultado adverso en Pergamino.
El entrenador le inculcó a sus jugadores que debían mirar más al arco de enfrente que al suyo propio, y en pocos días consiguió resultados.
Basado en la rápida recuperación de la pelota, que nacía de una presión bien alta por parte de los delanteros, se lograba la tenencia. Con paredes, triangulaciones, subidas por los laterales, o la proyección por sorpresa de algún volante de marca, el equipo logró un buen volumen de juego, y las situaciones de gol se incrementaron notablemente.
Por contrapartida, a nivel defensivo, Boca Unidos dejó de sufrir las embestidas de los rivales. Por pura cuestión lógica, al tener más posesión de la pelota, menos la tenían sus adversarios, y al estar funcionando en bloque, el equipo era “corto” y no se dejaba sorprender.
Algo de esto cambió en los últimos juegos. Como si el fatídico partido ante Atlético Paraná lo marcase de alguna manera, el equipo comenzó a perder rendimiento. Esto se observó inmediatamente en el juego en Mendoza ante Gimnasia, pero se le atribuyó en dicha ocasión a otros factores (bajas, cansancio, jugadores afectados por un virus, etc.).
Enseguida llegó el triunfo ante Central Córdoba de Santiago del Estero, que alcanzó a disimular la falta de balance observado entre ataque-defensa, siendo varias veces sorprendido de contraataque por los dirigidos por Luis Medero.
Luego vino la derrota sobre la hora en Caballito ante Ferro, donde tampoco desplegó buen fútbol, a pesar de haberse puesto en ventaja en el primer tiempo, y de desperdiciar un penal en el complemento con el encuentro igualado 1-1.
De la continuidad del juego ante Atlético Paraná se puede rescatar los tres puntos conseguidos y la capacidad que tuvo el Aurirrojo para golpear en los momentos justos, ya que el equipo no pudo sostener la tenencia de la pelota, y fue avasallado por un entusiasta rival, que jugado por jugado por el 0-1 con el que se reanudó el partido, llegó a Corrientes a intercambiar ataque por ataque y le generó numerosas complicaciones en defensa.
A pesar de todo, Boca Unidos avanzó hasta el cuarto lugar en la tabla de posiciones, metiéndose por primera vez entre los cinco primeros del certamen, en un gran sprint durante el ciclo Saucedo, con seis triunfos, dos empates y sólo dos derrotas.
Así llegó el partido del domingo pasado ante Villa Dálmine, donde una victoria le aseguraba al local mantener la cuarta posición, y a la vez acercarse a uno del tercero, Atlético Tucumán, al que deberá enfrentar la próxima fecha.
Nada de esto sucedió. La producción del conjunto correntino fue de las más floja del ciclo. El equipo se mostró impreciso, no tuvo ideas claras en ataque, por lo que prácticamente no inquietó al arquero adversario. Tampoco pudo sostener la pelota, y su rival le creó más de una decena de oportunidades claras para marcar, a tal punto que la visita se quedó “corto” con el 1-0.
¿Qué sucedió? ¿Qué influyó para esta marcada merma en el rendimiento de Boca Unidos?. Las conjeturas pueden ser de las más variadas, pero se observan algunos detalles. El equipo ya no presiona en bloque como lo hacía, o lo hace con intermitencia; los jugadores se muestran imprecisos, como si las inseguridades se hubieran apoderado otra vez de ellos; además de que muchos mermaron considerablemente su nivel.
Se viene una seguidilla de partidos complicados para Boca Unidos. Luego de jugar en Tucumán, el plantel deberá viajar a Puerto Madryn para enfrentar a Guillermo Brown en la apertura de la segunda rueda, y enseguida, entre semana, deberá recibir a Instituto, para volver a hacer las valijas rumbo a Tandil, donde lo espera el puntero Santamarina.
Es hora de no bajar los brazos, de volver a las fuentes, de creer nuevamente que se puede, porque ya lo han demostrado. Es hora de que Boca Unidos se reencuentre con su mejor fútbol, sólo así podrá volver a conseguir resultados, en un campeonato largo y agotador, para llegar al final con posibilidades de lograr pelear por el ansiado ascenso.



Fuente: El Litoral-R.P

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