La rivalidad entre Argentina y Chile es antigua y tiene sus raíces en
cuestiones históricas, pero este sábado se colará en lo deportivo
cuando ambos países se midan en la final de la Copa América de fútbol.
La hostilidad entre ambas aficiones en el partido de semifinales en
que Argentina goleó 6-1 a Paraguay en el estadio de Concepción dio una
señal de la alta tensión que flota en el aire y podría llegar a su punto
máximo en la disputa por el título.
Los hinchas chilenos silbaron el himno argentino, mientras que los
albicelestes les dedicaron estrofas que rayaron con lo ofensivo en una
guerra de cánticos que elevó la temperatura en las tribunas.
Acostumbrados a ser locales en los pequeños estadios de La Serena y
Viña del Mar, los argentinos fueron minoría en Concepción y sintieron la
presión de los locales.
Argentina y Chile comparten la tercera frontera terrestre más extensa
del mundo, con más de 5.300 kilómetros de norte a sur sobre la
cordillera de los Andes, hasta el extremo más austral de Sudamérica. Los
litigios limítrofes fueron una constante en la relación bilateral desde
la independencia de ambos países.
Pero dos hechos político-militares reflotan cada tanto en la rivalidad argentino-chilena.
Primero, en 1978 ambos países vecinos casi llegan a un conflicto
armado por la soberanía de las islas Picton, Nueva y Lennox en el
extremo austral de la Patagonia, que se resolvió mediante una mediación
del Vaticano. Y segundo, la ayuda que prestó en 1982 la dictadura
militar del general Augusto Pinochet (1973-1990) al Reino Unido en la
guerra con Argentina por las Islas Malvinas.
Esta última es la que más molestia provoca en los argentinos que, en
cada evento deportivo en que estén involucrados ambos países, lo
recuerdan y lo demuestran con sus cánticos, especialmente en los
enfrentamientos futbolísticos.
El legendario ex jugador Diego Maradona también lo recordó hace pocos
días, cuando cuestionó los supuestos manejos del fallecido ex
presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) Julio Grondona en
torno a la final con Alemania del Mundial de 1990. “Grondona nos
entregó como nos lo hizo Chile en las Malvinas”, aseguró el “Diez”.
La Copa América no fue la excepción. Los hinchas se burlaron en sus
cánticos de la angosta extensión de Chile, su falta de títulos
deportivos y hasta adaptaron el ya célebre hit “Brasil, decime qué se
siente”, que se convirtió en el 'himno' albiceleste en el último
Mundial, con ofensivas referencias al tsunami y la acusación de
“traidores” a los chilenos.
Así, y como respuesta, ya es una tradición que a su turno los
fanáticos chilenos les recuerden ese hecho y se inclinen casi siempre
por cualquier rival que Argentina tenga al frente, como ocurrió cuando
se enfrentó en esta Copa América a Jamaica o en la semifinal a Paraguay.
Las cifras cuentan: Argentina ha ganado dos mundiales de fútbol y 14
copas América, mientras sus clubes han conquistado varias ediciones de
la Copa Libertadores. Chile, en tanto, todavía celebra como su máxima
conquista deportiva el tercer lugar en el Mundial que organizó en 1962 o
la Copa Libertadores que logró Colo Colo en 1991.
No obstante, la rivalidad se circunscribe hoy en día al ámbito
deportivo. De hecho, la mayor afluencia de turistas que ingresan al país
son argentinos, según el Servicio Nacional de Turismo de Chile
(Sernatur), que los cifra en más de un millón, especialmente durante el
verano en el hemisferio sur.
Las relaciones diplomáticas atraviesan asimismo su mejor momento, con
un cordial vínculo entre las presidentas Cristina Fernández de Kirchner
y Michelle Bachelet.
“La gente tiene que entender que esto es fútbol, no una guerra. Lo
que pasó es pasado y no hay que mezclar el deporte con la política. El
deporte es sano”, urgió el centrocampista Javier Mascherano, una de las
voces más respetadas de la selección argentina.
“Hay que darle un ejemplo a los más chicos para que no crezcan con un
nivel de violencia. Somos países hermanos y tenemos que respetarnos
como tales”, instó el jugador a días de la final.
Fuente: Correo del Caroni
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